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Pandemia y Solidaridad

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Reportaje fotográfico por Samanta Aretino

 

Durante la crisis del Covid-19, la situación de miles de personas en España se ha agravado notablemente. Otros miles que no habían necesitado ayuda hasta ahora, la están necesitando.

Con el encierro, muchas iniciativas solidarias se vieron truncadas al tiempo que aparecían cestas solidarias en esquinas y salidas de supermercados.

“Si necesitas coge, si puedes deja”.

Desde las instituciones, rádipamente, se vieron desbordados ante esta situación, por lo que, en pueblos pequeños como Casarrubios del Monte, han sido los voluntarios de Protección Civil quienes han coordinado toda la ayuda.
 
Además de las tareas de clasificación de donaciones y reparto de alimentos, previa visita a familias y conocimiento de sus necesidades, realizan tareas de atención a personas mayores, acompañamiento y seguimiento de personas aisladas y desinfección de viviendas tuteladas y áreas de recreo del pueblo.

Los primeros días y ante la falta de mascarillas, Isabel, una vecina, las cosió para todo el pueblo y fueron estos voluntarios quienes las repartieron entre los vecinos.

Lo mismo hicieron más de 26 vecinas de Villa de Prado, un grupo de personas voluntarias que, con la colaboración del Ayuntamiento, ante la escasez de mascarillas, cosieron 10.000 para sus vecinos. Prepararon telas, las cortaron, las cosieron, higienizaron, envasaron al vacío y repartieron para todo el pueblo, incluso para los niños.

Al mismo tiempo, y al alargarse el confinamiento, esta realidad provocó la organización de redes vecinales en muchos barrios de Madrid para repartir comida, artículos de higiene personal y ropa todo aquel que lo necesitara.

Primero fueron pequeños núcleos de barrio, como el Club Dragones de Lavapiés, a la que se fueron sumando nuevas asociaciones como La CuBa o el Banco de Alimentos del Barrio (BAB), nacidas a raíz de la crisis. Es en esta última en la que se apoya la Asociación Valiente Bangla, en Lavapiés, que desde hace años viene ayudando a los vecinos del barrio, principalmente bengalíes, en temas de extranjería y, que además de asegurar la alimentación básica a más de 320 familias, ha creado un equipo de intérpretes-mediadores para acompañar a la población bangladeshí durante esta crisis del Covid-19.

Susurros de Luz, también en Madrid, durante el estado de alarma ha continuado e intensificado el reparto de comida y artículos de higiene a personas sin hogar, tras conseguir un salvoconducto de la Comunidad de Madrid que les permitiera salir para atender a quienes no tienen oportunidad de quedarse en casa.


Mas allá de la capital, se han creado otras redes de vecinos muy potentes como Fresnecuida. Una red de autogestión nacida a raíz de la crisis del Covid en Fresnedillas de la Oliva y que atiende las necesidades alimentarias de más de 30 familias de este pequeño municipio de la Sierra Oeste de Madrid.


El propósito de este reportaje es documentar estos proyectos. En tiempos de crispación y resurgimiento del odio, elijo enfocar mi objetivo en la SOLIDARIDAD.




 

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