Esta red autogestionada de vecinos nace de la crisis del Covid y atiende las necesidades alimentarias de más de 30 familias de este pequeño municipio de la Sierra Oeste de Madrid.

Reciben donaciones tanto monetarias como de alimentos.

Algunos días ponen una mesa en la puerta de los supermercados para recoger alimentos allí.

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Es una mañana intensa de descarga, clasificación y organización de las cestas que se repartirán a mediodía.

Alicia, una de las organizadoras tiene una empresa de catering y debido a la crisis ha tenido que parar su negocio. Se ha puesto a gestionar este banco de alimentos vecinal, junto con más vecinos voluntarios.

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El ayuntamiento les ha dejado ahora las instalaciones del antiguo colegio del pueblo, pero antes utilizaban la nave de Alicia para estas tareas.

 

Algunos de los voluntarios son beneficiarios también de estas cestas solidarias. La idea es que se impliquen para que sean ellos mismos quienes continúen en el futuro con este proyecto.